Con el reciente cambio de gobierno en Estados Unidos, han resurgido algunas políticas proteccionistas, lo que podría modificar el panorama en las relaciones comerciales internacionales. Con la reactivación de aranceles y barreras comerciales, Estados Unidos busca proteger su industria interna, pero estas decisiones tienen repercusiones globales que podrían afectar tanto las cadenas de suministro como rutas comerciales clave en todo el mundo.
Impacto en la cadena de suministro global
Una de las posibles consecuencias más inmediatas del proteccionismo sería el aumento de los costes operativos para las empresas que dependen de las importaciones. Los nuevos aranceles podrían encarecer los productos extranjeros, lo que disminuiría la competitividad de las empresas y posiblemente incrementaría los precios de los bienes para los consumidores.
Para las compañías internacionales que operan con cadenas de suministro globales, implicaría la necesidad de reconfigurar sus estrategias de aprovisionamiento y distribución. Esto podría incluir la búsqueda de nuevos proveedores o la relocalización de fábricas, lo cual añadiría complejidad a la gestión logística. Además, estos cambios podrían extender los tiempos de entrega y aumentar la incertidumbre en las previsiones de producción.
En el caso de Smart Logistics, compañía transitaria que opera a nivel internacional, su amplia experiencia en el sector logístico y su capacidad de adaptación a los cambios en las políticas comerciales, le permitirá minimizar el impacto de los nuevos aranceles. Además, al formar parte de Grupo Alonso, holding internacional de referencia, cuenta con un sólido respaldo operativo y estratégico.
El Canal de Panamá: ¿un nuevo conflicto en el horizonte?
Una de las principales arterias del comercio marítimo internacional, el Canal de Panamá, también podría tener un protagonismo en las nuevas políticas de Estados Unidos. La nueva presidencia ha expresado su intención de “recuperarlo” lo que podría alterar el flujo comercial y generar tensiones internacionales.
Los altos aranceles y las posibles disputas sobre el control del canal podrían afectar el volumen de comercio, aumentando los costes y alterando las cadenas de suministro globales. Una situación que obligaría a los actores logísticos a adaptar sus rutas y estrategias. Particularmente, China y la Unión Europea, se verían impulsadas a explorar rutas alternativas y reconfigurar sus cadenas de suministro para mantener la competitividad.